Voy por la calle.
La mente en blanco... Un segundo, y ya vuelves a torturarme, vuelve a torturarme ese beso que no te atreviste a darme, esa mirada que me hace estremecer.
Palabras ausentes... Nunca me dijiste nada en serio, me atormentan tus frases sin sentido, tus evasivas, tus razones absurdas.
Tu boca... Esas sencillas líneas tan bien trazadas en tu rostro... Cada vez que sonríes... Me vuelvo loca, pierdo el sentido, me llenas de vida.
Veo un escaparate, en una esquina frente a una cafetería al lado de una farmacia. No tiene sentido para nadie, es un dato realmente insignificante. Pues bien, a mi me trae tantos recuerdos, tantas charlas, tantas risas junto a ti, recuerdo tu voz, tus ojos...
¿Cómo puede doler algo que pasó hace tanto tiempo?
Ahora todo es diferente...
Una llamada, tu voz otra vez taladrando mi cabeza, qué sensación tan extraña y tan... tan... tan hermosa.
La misma calle, la misma cafetería, el mismo escaparate, la misma sonrisa, la misma sensación de hace tanto tiempo. Tus palabras atormentándome de nuevo, el sueño del inexistente beso me tortura otra vez...
Muero un poco todos los días desde que volviste a mi vida...
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